Las industrias chinas reportaron un aumento del 3% en beneficios en abril, superando el 2.6% de marzo, según la Oficina Nacional de Estadísticas. Este repunte, impulsado por la demanda de manufactura, contrasta con la presión de los aranceles del 125% impuestos por el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, que amenazan con frenar las exportaciones chinas.
El crecimiento refleja la fortaleza de sectores como electrónica y automotriz, aunque analistas advierten que la guerra comercial podría limitar el impulso. “La demanda interna y los subsidios han sostenido la producción, pero los aranceles son un riesgo latente”, señaló Li Wei, economista de la Universidad de Pekín.
China, que abastece entre el 60 y 80% de la demanda estadounidense de tecnología, enfrenta desafíos para diversificar mercados. Las negociaciones en Ginebra entre EE.UU. y China no han logrado desactivar el conflicto, y Pekín respondió con aranceles del 84% a productos estadounidenses. Mientras, el gobierno chino impulsa el consumo interno para contrarrestar el impacto, aunque la debilidad laboral persiste.