La industria automotriz mexicana enfrenta un panorama de ralentización, con una caída en la producción y exportación de vehículos ligeros en julio, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). La producción totalizó 295,390 unidades, un retroceso de 2.7% respecto al mismo mes de 2024, mientras que las exportaciones cayeron 1.9%, sumando 260,120 vehículos, afectadas por aranceles en Estados Unidos y una menor demanda global.
El freno en la actividad automotriz, que representa cerca del 4% del PIB nacional y el 20% de las exportaciones manufactureras, se atribuye a las políticas proteccionistas de la administración de Donald Trump, que impuso aranceles de hasta 25% a vehículos mexicanos. Estados Unidos, destino del 75% de las exportaciones automotrices, redujo su demanda en 3.2%, según el Inegi. Además, factores como la depreciación del peso y el encarecimiento de insumos han elevado los costos de producción.
El freno en la actividad automotriz, que representa cerca del 4% del PIB nacional y el 20% de las exportaciones manufactureras, se atribuye a las políticas proteccionistas de la administración de Donald Trump, que impuso aranceles de hasta 25% a vehículos mexicanos. Estados Unidos, destino del 75% de las exportaciones automotrices, redujo su demanda en 3.2%, según el Inegi. Además, factores como la depreciación del peso y el encarecimiento de insumos han elevado los costos de producción.
Nissan, líder en producción con 65,432 unidades, reportó una caída del 5.1%, seguido por General Motors y Stellantis, con descensos de 4.8% y 3.5%, respectivamente. En contraste, Toyota y Honda mostraron ligeros incrementos, impulsados por la demanda de modelos híbridos. “La incertidumbre comercial y los retrasos en la cadena de suministro están afectando a la industria”, señaló Eduardo Solís, presidente de la AMIA.
El panorama doméstico también preocupa. La venta de vehículos ligeros en México creció apenas un 1.2% en julio, con 115,890 unidades, reflejando una menor capacidad de consumo y restricciones crediticias. Analistas de Banorte prevén que la menor inversión en infraestructura y el entorno económico global seguirán presionando al sector en lo que resta de 2025.
A pesar de los retos, el nearshoring sigue siendo una oportunidad para México. Empresas como Tesla y BYD han anunciado expansiones en sus plantas, apostando por el mercado norteamericano. Sin embargo, la revisión del T-MEC en 2026 y la posible escalada de tensiones comerciales podrían limitar el crecimiento. “El sector automotriz necesita certidumbre para mantener su competitividad”, advirtió Jessica Roldán, analista de Casa de Bolsa Finamex. La industria busca adaptarse mediante la diversificación de mercados y la adopción de tecnologías verdes para mitigar los impactos.