La designación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por EE.UU. eleva el peligro para empresas que, sin saberlo, pueden ser utilizadas para blanquear dinero. Un solo vínculo directo o indirecto con personas o entidades sancionadas puede derivar en bloqueo de activos, exclusión del mercado estadounidense y daño reputacional irreversible.Casos como el de CIBanco, donde una cuenta blanqueó 10 mdd del Cártel del Golfo, muestran cómo bancos y proveedores quedan expuestos.
En sectores clave como energía y exportación, cualquier accionista o socio en listas negras contamina toda la cadena.Los riesgos son penales, económicos (pérdida de financiamiento y acceso a EE.UU.) y reputacionales. Achilles detecta 40-50 alertas anuales en México; aunque la mayoría son falsos positivos, un caso real basta para paralizar operaciones.
Nicolás Avellaneda, director regional de Achilles, advierte: “No importa la cantidad de coincidencias, sino el impacto de una sola”. En pleno nearshoring, las empresas exportadoras deben extremar el due diligence de beneficiarios finales para evitar sanciones millonarias.




