El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) enfrenta un panorama financiero crítico, con un déficit actuarial que podría llegar al 8.4% del Producto Interno Bruto (PIB) en el peor escenario, según un informe actuarial citado por El Economista. Este desbalance, proyectado a 2030, asciende a 6.2 billones de pesos, impulsado por el creciente gasto en pensiones y los costos operativos del sistema de salud.
El análisis destaca que el envejecimiento poblacional y la disminución de trabajadores activos por jubilado agravan la situación, con solo 1.8 cotizantes por pensionado en 2024. A esto se suma el impacto de la inflación médica, que eleva los costos de atención. El IMSS ha implementado medidas como la optimización de recursos y la digitalización de servicios, pero estas son insuficientes sin una reforma estructural.
Expertos urgen al gobierno federal a aumentar las aportaciones patronales y diversificar las fuentes de financiamiento para garantizar la sostenibilidad. La Secretaría de Hacienda descarta un colapso inmediato, pero reconoce la necesidad de ajustes antes de 2030. La incertidumbre por los aranceles de EE.UU. podría limitar el crecimiento económico, complicando aún más el panorama del IMSS.