El gobierno chino anunció que en 2026 intensificará el estímulo fiscal, manteniendo déficits presupuestarios “necesarios” y deuda controlada, con el objetivo de impulsar la demanda interna y contrarrestar riesgos externos. La decisión se tomó tras la Conferencia Central de Trabajo Económico.
El plan prioriza aumentar el consumo, ampliar la oferta de bienes y servicios, optimizar inversiones públicas y resolver tensiones financieras en gobiernos locales. También busca estabilizar el mercado inmobiliario y garantizar seguridad alimentaria sin recortar gasto drásticamente.
Se combinará con política monetaria flexible para fortalecer el mercado interno y equilibrar el desarrollo regional. Autoridades reconocieron desafíos como tensiones comerciales globales y presiones fiscales subnacionales.
Analistas interpretan el anuncio como el giro más expansivo del último lustro, con el que China pretende blindar su crecimiento frente a posibles aranceles externos y desaceleración global, apostando por el consumo interno como nuevo motor económico.




