China anunció el jueves sanciones contra 10 empresas estadounidenses y sus altos directivos, como parte de su respuesta a la venta de armas a Taiwán. Entre las compañías sancionadas se encuentran varias filiales del gigante de defensa Lockheed Martin, así como otras importantes empresas del sector militar, lo que subraya el creciente malestar de Pekín frente a las transacciones militares entre Estados Unidos y la isla, a la que considera parte de su territorio. Taiwán, que cuenta con un gobierno democrático propio, es visto por China como una provincia rebelde, y el gobierno de Pekín no ha descartado el uso de la fuerza para recuperar la isla en el futuro.
El anuncio llega en un momento de creciente tensión entre China y Estados Unidos, ya que bajo la presidencia de Joe Biden, Washington ha aprobado una serie de ventas de armas a Taiwán, lo que ha provocado la furia de Pekín, que considera estas transacciones como una violación de su soberanía territorial. El Ministerio de Comercio chino publicó un comunicado el jueves en el que incluyó a varias empresas estadounidenses en una «lista de entidades no fiables», acusándolas de participar directamente en la venta de armamento a Taiwán.
Entre las empresas sancionadas se encuentran varias filiales de Lockheed Martin, fabricante clave de equipos de defensa y aeroespaciales; la división de misiles de Raytheon, y tres subsidiarias del gigante armamentístico General Dynamics. Las sanciones implican severas restricciones comerciales para estas empresas, que ya no podrán realizar importaciones o exportaciones relacionadas con China, ni tampoco podrán llevar a cabo inversiones en el país asiático. Además, los altos directivos de las compañías sancionadas estarán sujetos a restricciones de viaje y no podrán ingresar al territorio chino.
Este anuncio de sanciones se produce poco después de que, el pasado viernes, China impusiera medidas similares contra siete empresas estadounidenses tras la aprobación por parte de Washington de un nuevo paquete de ayuda militar a Taiwán. Las sanciones de Pekín reflejan su creciente frustración y determinación para frenar lo que considera un esfuerzo de Estados Unidos para fortalecer a Taiwán y desafiar la política de «Una sola China».
La respuesta de China no solo tiene un impacto directo sobre las empresas sancionadas, sino que también intensifica las tensiones en la relación entre ambas potencias mundiales, que ya estaban tensas debido a disputas comerciales, tecnológicas y políticas. Los analistas señalan que estas medidas podrían generar un endurecimiento de la postura de Pekín frente a otras iniciativas relacionadas con Taiwán y provocar nuevas respuestas desde Washington. El futuro de la relación entre China y Estados Unidos parece cada vez más incierto, con ambos países adoptando una actitud más confrontativa en el contexto de sus intereses estratégicos