Banxico y CNBV planean reducir drásticamente las cuotas de intercambio: de 1.91% a 0.6% en crédito y de 1.15% a 0.3% en débito. El objetivo oficial es abaratar pagos electrónicos, pero especialistas advierten que los usuarios no verán ahorros reales.
Experiencias en Australia, Reino Unido, Polonia y EE.UU. muestran que los comercios sobre todo grandes cadenas se quedan con el beneficio y rara vez bajan precios. Los bancos, al perder ingresos, suelen compensar con más comisiones anuales, tasas de interés más altas o menos incentivos como cashback y meses sin intereses, afectando especialmente a segmentos de menores ingresos.
Asociaciones como ASAMEP y plataformas como Clip piden revisiones bianuales con datos reales y alertan que la medida puede frenar la inclusión financiera: menos tarjetas emitidas a población no bancarizada y mayor carga a pequeños comercios y agregadores. En México, donde la mitad de la población sigue sin productos financieros formales, expertos temen un efecto regresivo que beneficie a retailers y perjudique al consumidor final.




