Donald Trump amenazó con reabrir las negociaciones del T-MEC si es electo en las próximas elecciones de noviembre, además de imponer mayores aranceles a los vehículos producidos en México, con el fin de revitalizar la industria automotriz estadounidense.
Durante un discurso ante el Detroit Economic Club, el expresidente y actual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos presentó una serie de medidas drásticas para lo que él describe como una industria automotriz estadounidense “en crisis”. «Notificaré formalmente a México y Canadá mi intención de invocar la cláusula de renegociación a los seis años del acuerdo», afirmó Trump, argumentando que es necesario enfrentar la creciente competencia de China en el mercado automotriz norteamericano.
Según Trump, los fabricantes chinos están utilizando plantas en México como un punto de entrada para introducir vehículos al atractivo mercado estadounidense. Prometió frenar esta práctica con aranceles más agresivos y medidas proteccionistas.
La propuesta de Trump no se limita a la renegociación del T-MEC; también incluye mayores aranceles a las importaciones, grandes incentivos fiscales para los fabricantes de automóviles que establezcan fábricas y realicen investigación y desarrollo en Estados Unidos, así como la deducción total de impuestos para los intereses de préstamos automotrices. «Van a venir aquí y van a construir aquí porque no querrán pagar esos fuertes aranceles», aseguró Trump.
Jorge Molina, consultor en políticas públicas y comercio internacional, advirtió que estas propuestas deben ser analizadas en el contexto de la campaña electoral, ya que las últimas cuatro semanas son cruciales. «Las encuestas le dan una ligera ventaja a Kamala Harris en Michigan, por lo que los comentarios de Trump buscan claramente posicionarlo en este terreno clave», explicó el experto.
Odracir Barquera, director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), comentó que las afirmaciones de Trump son parte de la campaña electoral, pero subrayó la importancia de prepararse para la revisión del T-MEC para fortalecer la región. «Lo fundamental es prepararnos para la revisión y buscar cómo fortalecer juntos a América del Norte para ser más competitivos frente a otras regiones del mundo», dijo.
Pedro Canabal, socio de legal y comercio exterior en Baker Tilly y catedrático de la UP, recordó que Trump fue el impulsor de la cláusula sunrise, que requiere revisar diferentes capítulos del T-MEC en cada periodo, algo que no existía en el TLC anterior. «Los tres países aceptaron esta condición, y México ya se está preparando para esta eventual renegociación. Ya se ha constituido una comisión especial en el Senado para evaluar las posturas de México respecto a este proceso», agregó.
Además, señaló que la reciente designación de Marcelo Ebrard como secretario de Economía podría interpretarse como una estrategia, dada su experiencia y conexiones en Estados Unidos. Emilio Cadena, CEO de Prodensa, opinó que es normal que para los estadounidenses el tema de China en la industria automotriz sea crítico. «Se hará énfasis en la producción de autos conforme al T-MEC, y creo que México está comprometido con eso. Me parece que es una buena noticia para las armadoras en México hoy», indicó.
Cadena ve en estas propuestas una oportunidad para consolidar la tendencia hacia la regionalización de las cadenas de valor en Norteamérica. Sin embargo, Ana Lilia Moreno, coordinadora del programa de asuntos de competencia y regulación en México Evalúa, advirtió que las amenazas de Trump deben ser tomadas en serio, ya que son parte de su forma de negociar. «Ya lo hemos vivido; él ha puesto a México contra las cuerdas y logra lo que quiere. Lo que busca es que las inversiones que lleguen a México por el nearshoring se ubiquen en Estados Unidos, y me parece que los demócratas también lo quieren», concluyó.