Los precios de la carne de res en Estados Unidos alcanzaron en agosto de 2025 su mayor aumento en casi cuatro años, según la Oficina de Estadísticas Laborales. La escasez de ganado, con el rebaño más pequeño en décadas, y una caída del 9% en el procesamiento por empresas como Tyson Foods han disparado los costos, afectando la inflación alimentaria.
Un arancel del 40% impuesto por Donald Trump a la carne brasileña, elevando el total al 76.4%, ha bloqueado las importaciones de Brasil, principal proveedor mundial. Esto ha agravado la oferta limitada, beneficiando a productores locales, pero incrementando los precios de productos clave como hamburguesas, según Darin Parker, experto en comercio cárnico.
El encarecimiento golpea el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses, en un contexto de inflación persistente. Analistas advierten que la escasez de carne podría intensificarse, comparándola con la crisis de huevos bajo Biden, con riesgos de convertirse en un problema político-económico.
Con un PIB proyectado de 2.2% para 2025, esta política proteccionista evidencia los impactos de interrumpir cadenas globales de suministro, elevando costos y amenazando el crecimiento económico por menor consumo alimentario.