Rusia y países europeos han escalado drásticamente los ciberataques mutuos, convirtiendo el ciberespacio en un nuevo campo de batalla en el marco de la guerra en Ucrania.
Según un reportaje de Die Welt, centros europeos, como la estonia CybExer, realizan operaciones ofensivas contra infraestructuras rusas vulnerables (sistemas de alcantarillado, redes 2G), buscando generar fallos en cadena en servicios básicos y salud.
Europa atribuye a Rusia una campaña agresiva de ataques híbridos: Dinamarca denunció en diciembre acciones destructivas contra una empresa de agua (2024) y sitios electorales (2025), ejecutadas por grupos vinculados al Kremlin. La UE ya aplicó sanciones.
Esta “guerra invisible” refleja el uso creciente de ciberoperaciones ofensivas por ambos bandos y amenaza con desestabilizar infraestructuras críticas, escalando el conflicto más allá del ámbito militar tradicional.




