En la cumbre del Mercosur, el presidente argentino Javier Milei respaldó abiertamente la presión de Estados Unidos sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
Milei calificó al régimen venezolano como una “dictadura atroz” y celebró la intervención de Washington y Donald Trump para “liberar al pueblo venezolano”. Exigió al bloque acompañar esta postura y la liberación de presos políticos, incluido el argentino Nahuel Gallo.
El presidente brasileño Lula da Silva rechazó la idea de intervención armada, advirtiendo que sería una “catástrofe humanitaria” y un precedente peligroso, y se ofreció como mediador diplomático.
La reunión reflejó la división del bloque: se postergó el acuerdo con la Unión Europea, no hubo almuerzo de camaradería y Milei reclamó reformas para mayor apertura comercial.




