El primer ministro británico, Keir Starmer, enfrenta demandas de medios conservadores para que intervenga en el conflicto entre Donald Trump y la BBC, tras una demanda por difamación del presidente estadounidense contra la cadena pública.
El litigio se origina en un reportaje de la BBC que Trump considera falso. Periódicos como The Telegraph y The Daily Mail urgen a Starmer a actuar para preservar la «relación especial» con Estados Unidos, advirtiendo que su silencio podría perjudicar los lazos bilaterales.
Defensores de la BBC sostienen que cualquier injerencia gubernamental atentaría contra la independencia y libertad de prensa. Expertos ven la demanda como jurídicamente frágil, pero útil para Trump como presión política.
Starmer mantiene silencio oficial, en un equilibrio entre alianzas internacionales y principios democráticos británicos, mientras el caso aviva el debate transatlántico.




