En un giro político que alivia tensiones en la capital estadounidense, el presidente Donald Trump firmó este miércoles un proyecto de ley que reanuda la financiación federal hasta el 30 de enero, terminando con el cierre administrativo más prolongado de la historia de Estados Unidos, que se extendió por 43 días. Esta medida, aprobada por el Congreso en sesiones maratónicas, marca un respiro para la maquinaria gubernamental en medio de un contexto global de inestabilidad económica.
El shutdown, iniciado el 1 de octubre por desacuerdos presupuestarios entre republicanos y demócratas, paralizó operaciones no esenciales en agencias federales, afectando a cientos de miles de empleados públicos que trabajaron sin sueldo. Trump, en declaraciones desde la Casa Blanca, enfatizó que la firma permite «reanudar el trabajo normal del Gobierno» y priorizar la unidad nacional, aunque evitó profundizar en las demandas demócratas por extensiones en subsidios médicos, que quedaron pendientes para futuras negociaciones.
Desde una perspectiva internacional, este impasse ha generado preocupación en aliados como la Unión Europea y China, que observan con recelo cómo el bloqueo interno de Washington impacta en el comercio global y la respuesta a crisis como el cambio climático. Analistas en Bruselas destacan que el cierre erosionó la credibilidad de EE.UU. como líder mundial, exacerbando tensiones en foros multilaterales.



