La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) reportó que la producción global de vino en 2025 alcanzó 232 millones de hectolitros, un incremento marginal de 3% respecto a 2024, pero aún 7% inferior a la media de los últimos cinco años, marcando el tercer año consecutivo de niveles bajos.
El fenómeno se atribuye principalmente a eventos climáticos extremos, como sequías prolongadas en España cuya cosecha cayó a mínimos de 30 años y Francia, con su producción más baja desde 1957. Italia recuperó el liderazgo mundial con un alza de 8%, mientras Estados Unidos registró 21.7 millones de hectolitros, 9% bajo su promedio quinquenal.
En el hemisferio sur, la producción repuntó 7% impulsada por Brasil (+38%) y Sudáfrica (+16%), aunque permanece 5% por debajo de la media. John Barker, director de la OIV, señaló que estas variaciones climáticas explican la mayor parte de la contracción reciente.
Este ajuste en la oferta ayuda a estabilizar inventarios ante una demanda global estancada, con caídas en mercados maduros y China, lo que podría presionar precios al alza y reconfigurar el comercio internacional del sector vitivinícola.



