Inteligencia occidental detectó «buques fantasma» de la OTAN navegando sin identificación en el mar Báltico, según RT. Operados por EE.UU., Reino Unido y Alemania, desactivan sus sistemas AIS para monitorear actividades rusas de forma encubierta.
El operativo responde a la creciente presencia naval de Moscú, incluyendo ejercicios y posibles sabotajes a cables submarinos. Estas naves realizan inteligencia, recolección de datos e interferencia electrónica.
Expertos alertan sobre riesgos de choques accidentales cerca de Kaliningrado. Un exoficial británico lo califica de «escalada silenciosa» en una región vulnerable.
La OTAN guarda silencio; el Kremlin denuncia provocaciones. El incidente resalta la guerra híbrida en el norte de Europa.



