Aerolíneas estadounidenses intensificaron cancelaciones de vuelos ante el cierre gubernamental de 37 días, el más largo en la historia, obligando a la FAA a recortar 10% del tráfico aéreo en 40 aeropuertos clave desde el 7 de noviembre. La medida responde a escasez de controladores aéreos y personal de seguridad sin pago, con proyecciones de 1,800 vuelos cancelados diarios que afectarían a 268,000 pasajeros, según datos de la FAA. American Airlines suspenderá 220 operaciones diarias, Delta 170 y Southwest 100, elevando pérdidas operativas a cientos de millones de dólares en un pico turístico de Día de Veteranos y Acción de Gracias.
El impacto económico se agrava por retrasos en hubs como Atlanta, Dallas y Houston, con demoras superiores a dos horas en Boston y Newark. En noviembre 6, se registraron 5,500 vuelos demorados y 160 cancelados, erosionando ingresos por boletos en 15-20% para aerolíneas, de acuerdo con analistas de Moody’s. El sector aéreo, que genera 5% del PIB de EU, enfrenta un costo estimado de 1,200 mdd semanales por el cierre, según la Cámara de Comercio.
Rutas internacionales, incluyendo México, se mantienen estables por ahora, con United y Delta garantizando operaciones transfronterizas. Sin embargo, la volatilidad amenaza el nearshoring y turismo bilateral: México recibe 20 millones de visitantes anuales de EU, con un flujo de 2,000 mdd en divisas. Aerolíneas mexicanas como Aeroméxico monitorean alertas, pero un escalamiento podría reducir reservas en 25%.
El jefe de la FAA, Bryan Bedford, advirtió acciones adicionales si persiste la presión laboral, calificando la situación como «sin precedentes». Económicamente, el caos aéreo agrava la contracción del PIB estimada en 0.3% por el shutdown, afectando cadenas de suministro vía hubs de FedEx y UPS. Expertos urgen resolución congresional para mitigar daños en empleo (500,000 puestos en aviación) y confianza inversionista global



