El presidente taiwanés, Lai Ching-te, declaró este jueves que China «no tiene derecho» a representarlo ni sancionarlo, afirmando que Taiwán es una nación soberana cuyo destino decide solo su pueblo.
Pekín replicó con dureza. El Ministerio de Exteriores chino acusó a Lai de separatismo y reiteró que «la reunificación es inevitable», en medio de crecientes maniobras militares alrededor de la isla.
El enfrentamiento agrava tensiones. EE.UU. reafirma su apoyo a Taiwán, lo que China califica de injerencia. Analistas alertan sobre el riesgo de escalada en el Estrecho.
La región está en vilo. UE y Japón piden contención, mientras la ONU no reconoce la independencia taiwanesa. El pulso Taipei-Pekín define la geopolítica asiática.




