Venezuela ofreció a EE.UU. un plan para que Nicolás Maduro renuncie en tres años, dejando el poder a Delcy Rodríguez, en un intento por aliviar sanciones. La propuesta surge ante la presión de Washington, que acusa al régimen de narcoterrorismo.
La Casa Blanca rechazó la oferta, exigiendo elecciones libres y el cese de la represión. Funcionarios estadounidenses consideran ilegítimo al gobierno de Maduro y no aceptan una transición prolongada.
Maduro y Rodríguez negaron los informes, calificándolos de «guerra psicológica» imperialista. Analistas ven la propuesta como un intento de ganar tiempo frente a la crisis económica y migratoria.
El rechazo de EE.UU. aumenta temores de una intervención más agresiva, lo que podría desestabilizar aún más la región, con impactos migratorios y energéticos.