La presidenta Claudia Sheinbaum prevé un incremento del 12% al salario mínimo general para 2026, elevándolo a unos 310 pesos diarios desde los 278.80 pesos de 2025. Esta meta, condicionada a que la inflación se mantenga por debajo del 4%, busca que el salario cubra 2.5 canastas básicas para 2030, frente a las 1.7 actuales, fortaleciendo la soberanía económica y el poder adquisitivo en un entorno de desaceleración global.
Económicamente, responde a proyecciones de inflación del 3% por Hacienda para finales de 2026, aunque Banxico y analistas estiman un 3.75%. Bajo el sexenio de AMLO (2018-2024), los aumentos anuales del 15-22% elevaron el salario de 88 pesos en 2019 a 248.93 en 2024, reduciendo la pobreza en 6.1 puntos porcentuales y sacando a 6.6 millones de personas de la miseria, impulsando el consumo que representa el 70% del PIB.
El ajuste fomentaría la formalización laboral y mitigarían desigualdades regionales, con incrementos mayores en zonas fronterizas vía diálogo tripartito. Esto elevaría la capacidad de compra, cubriendo necesidades básicas y estimulando la demanda interna.
Hacia el futuro, podría impulsar un crecimiento del 1.5-2% anual, pero requiere control inflacionario para evitar alzas en costos empresariales. Analistas destacan que este enfoque equilibrado elevaría la productividad y atraería inversión social, consolidando la recuperación post-pandemia en un mercado laboral vulnerable.