El regreso a clases para el ciclo escolar 2025-2026 en México representa un desafío económico para las familias, con un gasto promedio por estudiante que alcanza los 10,916 pesos, según estimaciones de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC). Esta cifra refleja un giro hacia la digitalización educativa, donde el rubro de tecnología acapara el 25% del presupuesto total, equivalente a 2,729 pesos por alumno, un aumento significativo que subraya la transformación del sector educativo en medio de la recuperación postpandemia y la inflación persistente.
La digitalización emerge como el principal motor de este incremento. Familias mexicanas priorizan la adquisición de smartphones, tablets y laptops para acceder a plataformas en línea, realizar tareas digitales y mantener comunicación con docentes y pares. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2024 del INEGI, más de 100 millones de personas utilizaron internet el año pasado, y el 81.3% lo empleó para fines educativos o de capacitación.
Esta tendencia no solo eleva los costos directos, sino que también impulsa la demanda de planes de datos, beneficiando al sector de telecomunicaciones, donde operadores han reforzado sus ofertas para captar este mercado en expansión.Expertos destacan el impacto en el poder adquisitivo de los hogares. Pola Salmún, directora general de UNETE, enfatizó: “La digitalización de la educación se ha convertido en un gasto cada vez más importante. Smartphones, tablets y laptops forman parte de la lista de indispensables en los hogares con estudiantes, pues abren la puerta a plataformas educativas, tareas en línea y comunicación con profesores y compañeros”. Agregó que “la conectividad es un derecho básico para garantizar el acceso a la educación.
No se trata solo de tener un dispositivo, sino de contar con la posibilidad de aprovecharlo al máximo para aprender”. Salmún también llamó a una acción colaborativa: “Gobierno, empresas, padres de familia y sociedad civil deben impulsar soluciones conjuntas que permitan que nadie se quede atrás en este proceso de transformación educativa”.Desde una perspectiva macroeconómica, este fenómeno contribuye al dinamismo del comercio minorista y la industria tecnológica, que representan un pilar en el PIB mexicano. El gasto en tecnología podría inyectar miles de millones de pesos al sector, fomentando el nearshoring en manufactura de dispositivos y reduciendo la brecha digital, que afecta a más del 40% de los hogares rurales.
Sin embargo, en un contexto de inflación anual del 4.5% y salarios estancados, el aumento en el presupuesto escolar presiona las finanzas familiares, potencialmente reduciendo el consumo en otros bienes no esenciales como uniformes, mochilas y útiles, que tradicionalmente dominaban el 60% del gasto.Comparado con ciclos previos, el énfasis en lo digital marca un quiebre: pre-pandemia, la tecnología representaba menos del 10% del presupuesto, según datos históricos de ANPEC.
Para 2025, esta reasignación podría elevar el gasto total en educación en un 15-20% a nivel nacional, estiman analistas del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), beneficiando a pymes en el retail pero exacerbando desigualdades si no se implementan subsidios gubernamentales o programas de financiamiento accesible.
El regreso a clases 2025 no solo simboliza el inicio de un nuevo ciclo educativo, sino un catalizador económico que acelera la adopción tecnológica. Mientras el sector crece, urge políticas inclusivas para mitigar el impacto en los hogares de bajos ingresos, asegurando que el avance digital impulse un crecimiento equitativo y sostenible en la economía mexicana.