El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aterrizó hoy en Anchorage, Alaska, para sostener un encuentro histórico con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en lo que marca su primera reunión cara a cara desde 2019. La cumbre, que se celebra en un contexto de tensiones globales, tiene como objetivo principal discutir una posible resolución al conflicto en Ucrania, además de abordar temas de seguridad y relaciones bilaterales.
Trump anunció la reunión a través de su plataforma Truth Social, destacando que se llevará a cabo en el “gran estado de Alaska” y que busca acercar posiciones para un acuerdo de paz. “Hablamos de un territorio disputado durante tres años y medio, con muchas vidas perdidas. Es complicado, pero habrá intercambios de territorios que beneficien a ambos”, afirmó el mandatario, insinuando un posible acuerdo que incluiría cesiones territoriales entre Rusia y Ucrania, una propuesta que ha generado controversia.
El Kremlin confirmó la cumbre, con el asesor presidencial Yuri Ushakov destacando la lógica de celebrar el encuentro en Alaska, dado que Rusia y Estados Unidos comparten fronteras cercanas a través del estrecho de Bering. Por su parte, el enviado ruso Kiril Dmítriev expresó optimismo, afirmando que el diálogo entre ambos líderes podría “traer esperanza, paz y seguridad global” y evitar una escalada mayor.
La reunión ocurre tras meses de presión de Trump, quien impuso aranceles a países que compran petróleo ruso, como medida para forzar negociaciones. Analistas, como Serguéi Poletáyev, señalan que el fracaso del embargo petrolero a Rusia podría darle ventaja al Kremlin en las discusiones. Por otro lado, Ucrania ha reiterado su rechazo a ceder territorios ocupados por Rusia, lo que complica las negociaciones. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha insistido en que trabaja por la paz, pero bajo condiciones que respeten la soberanía de su país.
El gobernador de Alaska, Mike Dunleavy, celebró la elección de Anchorage como sede, destacando su relevancia geopolítica. La cumbre, que ha captado la atención mundial, podría redefinir las dinámicas del conflicto ucraniano y las relaciones entre Washington y Moscú, en un momento crítico para la estabilidad global.