Taiwán llevó a cabo una exitosa prueba de su misil antibuques Hsiung Feng III, diseñado para contrarrestar la creciente presencia militar de China en el estrecho de Taiwán, según fuentes del Ministerio de Defensa de la isla. El ejercicio, realizado en aguas cercanas a la costa este, demostró la capacidad del misil para alcanzar objetivos a gran distancia, incluyendo portaviones chinos, en un claro mensaje de disuasión ante las maniobras navales de Pekín en la región.
El Hsiung Feng III, desarrollado localmente, tiene un alcance estimado de 400 kilómetros y está diseñado para neutralizar buques de gran envergadura, como los portaviones Liaoning y Shandong de la Armada china. El ensayo se produce en un contexto de escalada de tensiones, tras recientes ejercicios militares chinos que incluyeron simulacros de bloqueo alrededor de Taiwán y sobrevuelos de aviones de combate cerca del espacio aéreo taiwanés. La presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, destacó la importancia de fortalecer las capacidades defensivas de la isla, afirmando que “Taiwán no cederá ante las provocaciones, pero buscará la paz a través de la fuerza”.
China, que considera a Taiwán parte de su territorio, condenó la prueba a través de su Ministerio de Defensa, calificándola de “acto irresponsable que amenaza la estabilidad regional”. El portavoz, Wu Qian, reiteró que Pekín está preparado para “tomar todas las medidas necesarias” para proteger su soberanía. La escalada retórica coincide con un aumento de la actividad militar china, que ha intensificado patrullas navales y aéreas en el Mar de China Meridional.
La comunidad internacional ha reaccionado con cautela. Estados Unidos, principal aliado militar de Taiwán, reafirmó su compromiso con la seguridad de la isla, aunque evitó comentar directamente sobre la prueba del misil. Por su parte, Japón y Australia expresaron preocupación por la creciente militarización en la región, instando a un diálogo para reducir tensiones. Analistas advierten que el desarrollo armamentístico de Taiwán podría acelerar una carrera armamentística en el Indo-Pacífico, donde China busca consolidar su dominio.
Mientras Taipéi refuerza su arsenal, la posibilidad de un conflicto abierto sigue siendo una sombra sobre la región, con implicaciones globales en un contexto de rivalidad entre China y Occidente.
