La guerra entre los «Chapitos» y los «Mayos» ha dejado a Culiacán, Sinaloa, en un estado de sitio, con más de 400 asesinatos y cientos de desaparecidos en casi tres meses. Este conflicto, que surgió tras la presunta captura de Ismael «El Mayo» Zambada, ha devastado la vida económica de esta ciudad, epicentro del Cártel de Sinaloa.
El impacto es evidente en zonas comerciales como el Paseo del Ángel, donde restaurantes y negocios enfrentan cierres o anuncian su traspaso. «La vida en Culiacán prácticamente feneció», lamenta Miguel Taniyama, chef local, quien lucha por mantener su restaurante ante la falta de clientes.
La violencia, caracterizada por masacres, bloqueos y ataques a negocios, no cede. En los últimos días, 13 personas fueron asesinadas y un conocido restaurante fue atacado, según reportes de la prensa local.
El conflicto entre las facciones lideradas por los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán y los aliados de Zambada no solo agrava la crisis de seguridad, sino que sume a una ciudad de 800,000 habitantes en el temor y la incertidumbre económica.
