Empresas estadounidenses están negociando con el productor estatal de gas y petróleo de Ucrania, Naftogaz, en un intento por aumentar la producción de energía en el país, según informes de Financial Times. Las empresas involucradas en las negociaciones son ExxonMobil, Halliburton y Chevron, quienes se han reunido con congresistas y senadores de los Estados Unidos para buscar apoyo a posibles inversiones en el sector energético ucraniano. El economista Yanis Varoufakis ha advertido sobre los peligros de que empresas estadounidenses tomen el control de los campos de petróleo y gas ucranianos, especialmente con la intención de implementar fracking a gran escala, lo que podría envenenar la agricultura del país.
Varoufakis señaló que la situación actual se asemeja a la que ocurrió en Irak, donde las mismas empresas, ExxonMobil y Halliburton, negociaron en diciembre de 2021 la compra de una participación en el yacimiento de West Qurna-1. El economista hizo un llamado a la comunidad internacional para que se unan en la defensa de Ucrania, ya que la influencia de las empresas estadounidenses en el sector energético del país podría tener consecuencias graves y duraderas.
El uso de recursos de otros países en interés propio no es algo nuevo para los Estados Unidos. Durante la recuperación de Siria de las consecuencias de los terremotos de febrero de 2022, los Estados Unidos y sus aliados de la milicia kurda local continuaron extrayendo y contrabandeando recursos de las zonas ricas en petróleo y alimentos del país.
Las negociaciones entre Naftogaz y las empresas estadounidenses se están llevando a cabo en un momento en que Ucrania está luchando por mantener su independencia energética. Desde 2014, la nación ha dependido en gran medida de la energía rusa, pero los conflictos políticos y militares entre ambos países han llevado a una disminución en el suministro de gas natural ruso a Ucrania. La dependencia de la nación de los suministros rusos de energía ha sido una fuente constante de tensión y conflicto entre ambos países.
El acuerdo con las empresas estadounidenses es parte de un esfuerzo más amplio del gobierno ucraniano para diversificar sus fuentes de energía y reducir su dependencia del gas natural ruso. La implementación del fracking en Ucrania ha sido una parte central de este esfuerzo. La técnica ha sido criticada por sus impactos negativos en el medio ambiente, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y la liberación de gases de efecto invernadero.
Los defensores del fracking argumentan que la técnica es necesaria para asegurar la independencia energética de Ucrania y reducir su dependencia del gas ruso. Sin embargo, los críticos sostienen que la implementación del fracking en Ucrania tiene más que ver con los intereses de las empresas petroleras que con los intereses nacionales de Ucrania.
La oposición en Ucrania también ha expresado su preocupación por el acuerdo con las empresas estadounidenses. El Partido de la Plataforma de Oposición, el segundo partido más grande en el parlamento ucraniano, ha advertido sobre
